viernes, 27 de enero de 2017

Mujer de blanco sobre fondo negro (I)

Cogió su mano con suavidad, como si estuviera hecha del cristal más puro y frágil que existe en el mundo y la acarició con dulzura. Luego, se acercó a ella y posó la otra mano en su pecho, encima de su corazón, y el latido fue tan intenso que notó la vibración en sus dedos.
Aquella era la prueba de que existía un sentimiento muy profundo escondido bajo corazas forjadas por el tiempo y los daños.
Buscó su mirada, pero vio que ella tenía la vista centrada en un punto abajo en el oscuro abismo que las rodeaba.
Ninguna era capaz de ver más allá de donde ellas se encontraban. Ellas..., iluminadas por una luz frente a la negrura de la incertidumbre y el vacío que representa un futuro aún sin escribir.
Solo apartó sus ojos de la espesa opacidad de las tinieblas para sentir el abrazo que ella le estaba dando. Como una bonita sorpresa por recibir, cerró los ojos para sentirlo más profundamente.
Y, mientras su mente se centraba únicamente en ellas dos y en fundirse entre sus brazos, por la otra cabeza circulaban sin parar cientos de pensamientos sobre ambas hasta que su mente se detuvo en uno concreto:
"¿De dónde procede esa luz?"
El abrazo había terminado y ambas se miraron a los ojos. En ese instante sintió clavándose en ella tan pura su mirada, tan deslumbrante.
Que una persona te robe las palabras con los ojos. Eso que quieres decir, gritar a los cuatro vientos tantos y tantos pensamientos... Y no poder porque una sincera mirada te los está robando...
"Eres tú la que ilumina todo. La que le da sentido a la oscuridad. Contigo descubro que hay un camino nuevo y que debo recorrer junto a ti. Eres ese blanco que da sentido al negro."


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