lunes, 28 de julio de 2014

Palabra de Dios

- ¡Habéis mentido! ¡Habéis mentido e injuriado! Mirad a vuestro al rededor, mirad a quien tenéis a vuestro lado a los ojos. Es vuestro hermano o vuestra hermana, vuestro padre o vuestra madre, un amigo, un compañero, un vecino, es vuestro hijo o vuestra hija. ¡Miradles!, hacedlo y preguntaos si les habéis mentido. Y ahora pensad que aquel que está a vuestro lado y al otro y el de más allá, ha mentido y ha mentido sobre el que está a vuestro lado y ha mentido al que está a su lado y os ha mentido a vosotros también. Y tenéis el valor de creeros todavía que está bien mentir. ¡No aprendéis y no lo haréis nunca! El hombre tiene que aprender a ser puro, a ser fiel, a ser honesto, a ser bueno. Pero el hombre no es bueno, ¡no lo sois! -el sacerdote detuvo su perorata para carraspear, tragar saliva y soltar aire junto a un leve bufido mientras las gotas de sudor le caían por la frente y resbalaban por el rostro-. El hombre es el único animal que tropezará hasta la saciedad con la misma piedra, ¡y no verá jamás su error! -Concluyó el sacerdote, agitado.

Le había costado concentrarse en el discurso mientras lo recitaba en voz alta; ya era algo mecánico a lo que estaba acostumbrado, pero se sentía aliviado de haber terminado por fin de leer su discurso, tratando de entonar cada frase que decía con su terrible y amenazadora voz, inconfundible. Era único redactando reprimendas que después gritaría el domingo en la iglesia cristiana a más de una veintena de personas que se concentraban allí solamente para escuchar que eran malos y que, a pesar de ello, Dios les perdonaba, pero les perdonaba a cambio de ir allí a que el sacerdote les gritara y de que alabaran su nombre con cánticos y oraciones sobre lo magnífico que era, y también a cambio de unos cuantos billetes de dólar que debían echar al cepillo que los monaguillos se encargaban de pasar.


- ¿Qué te parece, Kelly? ¿Te gusta? -preguntó el sacerdote con voz entrecortada, más calmado, pero todavía acelerado. Había estado interpretando su discurso mientras Kelly le..."escuchaba". Hoy le había tocado a ella estar con el sacerdote porque Cindy estuvo con él el día anterior y Jessy estaba atendiendo la barra.

Kelly respondió con un sonido que, en su situación, podía ser de afirmación o simplemente que estaba haciendo su trabajo. El sacerdote inclinó la cabeza hacia atrás a la vez que soltaba un estruendoso gemido que solo podía indicar que su visita allí había concluido.

Palabra de Dios.


...

lunes, 14 de julio de 2014

¿Hablamos?

Los dos se quedaron hablando durante largas horas sentados en el sofá. Ambos con una copa de alcohol en la mano que en ocasiones dejaban reposar sobre los posavasos que había colocados en la mesa. La fiesta se había acabado hacía ya tiempo, pero los dos se encontraron muy a gusto charlando. Se habían conocido esa misma tarde, desde el momento en que ella entró en el salón de su casa, él se quedó mirándola hipnotizado por sus ojos, su pelo, su sonrisa...y sus curvas. Sus perfectas curvas, lo que haría él en ellas si le dejara. Entonces no lo dudó un solo segundo y se adelantó a todos los demás para ponerse a hablar con ella, quería ser el primero en hacerla reír con algún comentario, ver su ceño fruncido al contarle alguna anécdota de su vida pasada y ser el primero en verla sonrojarse tras decirla lo preciosa que era. Y así fue...
Allí estaban, riendo y hablando cómodamente. Las horas les parecieron minutos y los minutos segundos, y ninguno de los dos quería despedirse aquella noche, pero ya había llegado el momento de que ella se marchara.
Sin embargo, allí no quedó la cosa, y al día siguiente quedaron para hablar un poco más. Y al siguiente. Y al otro...Quedaron durante muchos días, y los dos querían seguir viéndose otro día más. Y así se les pasaron los meses.
Pero cuanto más hablaban más se les agotaban los temas, y las risas iban a menos, las anécdotas diarias disminuían, las expresiones de complicidad se transformaban en muecas de desinterés. Cuando estaban juntos los minutos se convertían en horas y las horas en días. Ella seguía siendo preciosa, pero no cuando estaba con él. Y él había dejado de hacerla reír, pero todavía era gracioso cuando ella se marchaba.
Y un año después, en una fiesta similar a la misma en la que se conocieron, ambos se quedaron los últimos, como aquella vez, pero ahora en un incómodo silencio. Esperando a que uno de los dos comenzara una conversación, pero ya no había palabras entre ellos, no fluían. Así que él se removió incómodo en su asiento y ella lo notó, y vio la señal clara. Se levantó del sofá tras dejar su copa de alcohol sobre el posavasos que había encima de la mesa y fue hacia la pared, se acercó al interruptor de la única luz que había encendida en la casa...y lo apagó.

Viaje constructivo

Bueno, bueno. Ya estamos de vuelta después de una gran semana de vacaciones. El destino: ¡LONDRES!
La experiencia ha sido...interesante. Y sí, os voy a aburrir un poco y os voy a contar de qué me ha servido ir allí.
Comenzando por el principio...

-Porque comenzar por el final queda un poco raro.

Ya empezamos. En fin. 

Tras un vuelo corto pero intenso -podría decirse que era la primera vez que montaba en avión porque en realidad, la primera vez fue hace eones y apenas la recuerdo-, he descubierto que me aterran los despegues; y una vez fuera de peligro y a salvo en tierras lejanas, lo primero de lo que me doy cuenta es que en Londres no hay ingleses, todos son indios. 
Llegamos allí muy pronto, por lo que tuvimos toda la mañana para movernos por el centro de la ciudad. Muchísima gente, por todos lados, es como estar por el centro de Madrid en Navidades todo el tiempo; muy agobiante. A eso súmale que...¡conducen al revés! Un caos. ¡Qué caos de ciudad! Tengo la impresión de que conducen como locos, un capítulo de Mr. Bean conduciendo constantemente. Allí lo más normal es que la gente muera atropellada por algún taxi gigante o un autobús de dos pisos.
Como es lógico, teníamos que ir a un Burger King a comer y, sobre todo, beber los trescientos mil tipos de bebidas que tienen allí: Fanta de limón, de mango, de cereza, Coca-Cola de vainilla, de naranja, con lima, Dr. Pepper, Powerade de fresa, de frutos... y muchos más.
El segundo día comenzamos a ver monumentos, los típicos monumentos: la Abadía de Westminster, the Big Ben, el palacio de Buckingham, the London Eye, the Monument, la catedral de St. Paul, the Tower Bridge, la Torre de Londres... Conclusión: me parecieron muy pequeños, por lo menos algunos de ellos. Yo creí que el Big Ben era muchísimo más alto y en realidad no, me gustó más el Parlamento en sí. El palacio de Buckingham...más de lo mismo; el Palacio Real de Madrid es muchísimo más grande. The Tower Bridge lo recorrimos cinco veces y las cinco me pareció igual de chato. Quizás sea cosa mía, pero en edificios...andaban escasos de material cuando los hicieron. Eso sí, los parques preciosos, tienen muchísimos y me encantaron.
Por cierto, ¡tienen cuervos! En Madrid no hay cuervos, hay urracas, y nunca había visto uno hasta la semana pasada. ¡Qué grandes son! Y las ardillas son monísimas, y los pajaritos unos ladrones. El tercer día fuimos a King's Cross, a Candem y al Zoo. Del Zoo me encantó un apartado que tienen solo de mariposas, precioso porque se te posan encima y puedes tocarlas, es increíble. 
El cuarto día...bueno. Asombroso. Y hasta aquí puedo leer.
El quinto día visitamos museos...que me parecieron mucho más caóticos que cualquier otra cosa. ¡Cómo los niños pueden estar a día de hoy todavía en el colegio! Que crueldad... También fuimos a Harrods y vimos el monumento egipcio a Dodi y Di.
El sexto día antes de tomar el avión de vuelta a mis Madriles comimos un típico desayuno inglés compuesto por salchichas, bacon, huevo a la plancha, medio tomate a la plancha, champiñones, dos rebanadas de pan con mantequilla, judías y un café. Después de desayunar eso puedo decir que soy indestructible.

De toda la experiencia puedo sacar varias cosas en claro:
-->No es bueno formarse grandes expectativas de un lugar -ni de nada en general- porque si te decepcionan pues...acabas desilusionada.
-->Londres es una ciudad extremadamente cara y me he llevado una impresión, quizás no muy buena de los ingleses por todo el "lujo" que les rodea. Es decir, los coches que tienen son inmensamente caros; en una misma calle podías encontrarte aparcados 2 BMW, 5 Mercedes, 2 Maserati y 1 Aston Martin. Mientras que conduciendo he llegado a ver 2 Rolls Royce en un mismo día y 1 Lamborgini. Excesivo...
-->Un punto a favor para ellos, y digo ELLOS porque es solo por los hombres, es que son más simpáticos y educados que las mujeres. Las mujeres son unas rancias.
-->Y otro punto para ellos es que LLEVAN TRAJE. ¡Y como les sienta de bien! Aquí también deberíais llevar traje los chicos. ¡Ganaríamos todos!
-->Ahora un punto para ellas: hacéis unas magdalenas y unos pasteles increíblemente deliciosos.
-->Algo que no me ha gustado es que no hay un puñetero cartel en castellano. Pienso que, por lo menos, en los lugares de más tránsito turístico, que menos que poner algún cartelito con más idiomas aparte del inglés. Como hay aquí, como hay en París, como hay en Roma... Allí no, allí todo en inglés.
-->La gente sale mucho a correr, lo que es genial. Me parece estupendo y lo aplaudo.
-->Son hiper patrióticos. Tienen un cariño, un amor y un respeto a la monarquía, a la reina y al país en general impresionantes.
-->El metro es horrible, y en hora punta muchísimo peor. Apenas hay espacio y tienen razón al llamarle "tubo". Ya podrían cambiarle la formita, los altos se comen el techo. ¡Adoro el metro de Madrid!

Y creo que ya. Ese podría ser un buen resumen de mi viaje a Londres. Me ha servido para desconectar de todo. No he echado de menos ni nada ni a nadie. De vez en cuando viene bien hacer escapaditas, ya no solo en verano, durante todo el año. La cantidad de estrés que se puede acumular en el cuerpo es muy grande, y mejor despacharla pronto a verse en el futuro con cuatro infartos.

¡A relajarse todos!

Dos opciones

Tener expectativas muy altas sobre algo que desconoces es cometer un terrible error. Cuanto mayores sean, más dura, fuerte y dolorosa será la realidad. Y ya he hablado de lo jodida que es la realidad, el daño  que hace y lo que se parece a caerte de una escalera -¡PAM!-, pero es lo que tenemos que vivir y a lo que tenemos que enfrentarnos día tras día.


Y es que si no tenemos el error de pensar en éstas, de soñar y, además, de hacerlo a lo grande...¿qué nos queda? ¿Qué hacemos entonces? ¿Vivir la realidad que odiamos, con los pies en la tierra y sin hacer volar la mente, sin sentir esa efímera felicidad que podría hacerse realidad y sentir el doble de alegría al ver nuestro sueño realizado?

Pues si os habéis caído de la escalera un millar de veces, habéis sentido suficiente dolor, tanto que rechazáis todo aquello que os pueda hacer ver que corréis un mínimo peligro de volver a experimentar el fracaso, la pena, el desgarro...sí

En la vida hay dos opciones para afrontar la realidad:

*Esperar lo inesperado*
ó
*No esperar nada*

martes, 1 de julio de 2014

Vacaciones

Os he mimado demasiado este mes de junio. Muchos temas, muchas historias, muy pocas reflexiones pero alguna ha habido. Esto pasa por estar de vacaciones y aburrirse en exceso por las mañanas, tardes y noches.

-Y porque no habéis leído su diario...de la olla está.

Buenooo, ya empiezan...

-Ni en vacaciones vamos a dejarte tranquila :D

Señor, que suplicio con ellas.

En fin, esto no es nada en realidad. Ni un cuento, ni filosofía de vida...ni siquiera divagaciones. Por un día me apetecía escribir sin más. Sin nada que decir ni anunciar que sea trascendental.

-¿Trascendental? ¿Tu crees?

Y así tooooodo el día. ¡Áis, callaos! Quiero creer que en algo o en alguien influyen.

-Sí, sí...

Ignóralas, ignóralas, ignóralas... 

Quería aprovechar para despedirme, que servidora se marcha de vacaciones. Tengo muchas, muchísimas ganas. Ya contaré qué tal me ha ido la experiencia, pero sé a ciencia cierta que me lo voy a pasar genial y que las risas están aseguradas. 
Con quienes voy lo merecen.

¡Felices Vacaciones!