viernes, 24 de enero de 2014

La niña expectativas

"Erase una vez, una niña que vivía en una familia imperfecta. Todas las familias son imperfectas, es verdad, pero esta familia era especial porque todos sus componentes habían cometidos errores gravísimos durante toda su vida, excepto esa niña; y por eso se la conocía como "La niña Expectativas".
Sus padres vieron muy pronto el potencial que tenía su hija: la niña tenía las cualidades perfectas para no equivocarse nunca, algo que enorgullecía a sus padres porque era la niña más obediente del mundo. Pero ese orgullo pasaron de sentirlo en sus corazones para exteriorizarlo de forma egoísta y así demostrar que su hija era la mejor. Tenían en ella puestas grandes ilusiones, la veían con un futuro prometedor. Una niña que les sacara a ellos de todos los errores que habían cometido, pero sin enmendarse antes y subsanarlos, lo que sería un gran problema con el tiempo.
Los papás de la niña dejaron de llamarla por su nombre y la pusieron uno nuevo "Expectativas". 
La niña, cuando creció y se hizo adulta, estaba muy contenta porque había conseguido todo lo que se había propuesto sin errar nunca. Pero no equivocarse hizo a los demás que la rechazaran, por lo que con el paso de los años hizo sentirse a "Expectativas" muy triste y sola, y ni siquiera sus padres se fijaban en su dolor: estaban muy ocupados cometiendo más errores, pero justificándolos con la misma frase de siempre: "nuestra hija lo arreglará".
Entonces, un día, "Expectativas" se encontró con un chico igual de imperfecto que todos los demás. Un chico normal y corriente. Cuando quisieron darse cuenta, ya estaban hablando y se habían hecho muy buenos amigos. "Expectativas" le contaba sus problemas, y él sus equivocaciones. Y un día, el chico le dijo a "Expectativas" que quería que cometieran el error de marcharse juntos para nunca más volver. Ella se sintió mal cuando se lo dijo porque sus padres no esperaban que hiciera eso, y si se marchaba con él les decepcionaría. Pero "Expectativas" se sintió mal, no por la decepción de sus padres, sino porque quería marcharse con él. 
Ella lo pensó mucho, y él estuvo esperando mucho más tiempo a que se decidiera. Pasaron los años, y él continuó ahí. "Expectativas" estaba triste porque aún no se había decidido y sabía que el chico no esperaría por siempre.
Y pasó el tiempo...
Pero un buen día, al levantarse de la cama, "Expectativas" ya había tomado una decisión. Quiso marcharse con él. Muy lejos. Para no volver nunca jamás y así no sentirse atada a sus padres. Salió de su habitación y se dirigía a buscar al chico cuando al pasar por el pasillo se cruzó ante un espejo y se miró a la cara. "Expectativas" ya no era joven. Había esperado mucho tiempo, le había costado años decidirse. Ya no estaba atada a sus padres porque ellos ya no vivían, había pasado su vida y ella no la había vivido. El chico ya no la esperaría más.
Y entonces "la niña Expectativas" se dio cuenta de que ya no sería más ella, ya no podría volver a ser ella porque había cometido un error, el error más grande de toda su vida: no haber aprovechado el momento."

EXPECTATIVA:

--Esperanza de realizar o conseguir algo.

--Esperanza o posibilidad de conseguir una cosa.

--Esperanza, sueño o ilusión de cumplir o realizar un determinado propósito.

martes, 21 de enero de 2014

El espejo


-"¿Quién camina por la calle pensando en los demás? ¿Quién pensó, piensa o pensará en los problemas de la gente?" 
-"Pocos, una pobre minoría."


Estamos tan ocupados mirándonos a nosotros mismos que lo demás no importa.
Nuestras vidas son como un espejo. Nos ponemos delante de él y lo que vemos es nuestro reflejo, somos nosotros. Si el espejo es pequeño apenas veremos algo más que nuestra cara, pero si el espejo es grande podremos ver lo que nos rodea y se refleja en él desde muchos ángulos. Los que tienen el espejo pequeño tienen una vida pequeña en el sentido de que está vacía y sólo existen ellos mismos. Quienes tienen el espejo grande son los que llenan sus vidas con todo tipo de experiencias, con todas las personas que les importan y con las que compartir.

En nuestras manos queda: ¿un espejo pequeño o un espejo grande?


domingo, 19 de enero de 2014

No hay motivos

Igual que el loco cree que no está loco, el cuerdo cree que siempre está cuerdo. Como el niño pequeño que hace algo mal y busca una fea mentira para justificar lo que hizo, el adulto hace lo mismo. En el momento en el que se justifica un acto, la persona se cree con el poder de repetirlo, porque es justificable.
Si se hace algo mal, se buscará un motivo que diga por qué se hizo. Y ese motivo será el escudo de las personas que lo imiten, porque habrán encontrado una respuesta para hacer lo que siempre quisieron hacer pero no pudieron porque estaba mal.

"Quien imita y además justifica, somos todos."

No hay persona en La Tierra que puede decir que nunca imitó a alguien que hiciera algo mal. Y si la hay, esa persona miente, y miente porque vio a otros hacerlo y como otros lo hacen, él también puede...ergo.
No me las doy de sincera, ni siquiera de buena persona porque en ocasiones no he sido la mejor. Sin embargo, lo acepto. Y creo que no hay mayor forma de demostrar el valor de las personas en el mundo que aceptar quienes somos. Porque lo malo no se justifica, se acepta y se vive con ello.

Del error a la experiencia

Estamos hechos para joder una situación perfecta. Y, además, estamos hechos para no aprender de los errores y seguir repitiéndolos.

"Que curioso el ser humano que cuando algo le gusta lo rechaza y viceversa." 

Lo prohibido siempre atrae. Lo desconocido siempre gusta. El ser humano está hecho para querer conocer y lo desconocido siempre es lo que tienta. ¿Quién no quiere saber? ¿Quién no se muere de ganas de tener una experiencia? ¿Quién no desea hacer algo prohibido? El ser humano quiere además ser perfecto. Pero él a sí mismo no se deja serlo, aunque podría. Por eso existen "las disculpas". Para "reconocer" el error, "borrarlo" al "arrepentirse" y así empezar de nuevo, pero pudiendo cometerlo otra vez. 

"El que la hace, la paga." "No la hagas, y no la temas."
Siempre se pagará un precio -cualquier precio- por ser curioso.

No me gusta la palabra error, decido llamarlo experiencia. Y la experiencia es un grado, y esta se adquiere al ser curioso, y la curiosidad no es mala, aunque te puede llevar a un error, y ya no sería un error, sino una experiencia...

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Un billón de vidas

Probad salir a la calle y pasear sin mirar al suelo. Tornad los ojos hacia las personas que os rodean. Sentaos en un parque y contemplad lo que veis. Y pensad.
Observad a cada persona que os crucéis e imaginad lo que le pasa por la cabeza. Cada persona es un mundo y cada mundo tiene billones de vidas. Miles de historias en nosotros, ocultas, todas ellas nuestras. Hablamos de dos caras, pero nosotros, ese mundo ajeno a todo, tenemos ese billón de caras. Caras que mostramos a los demás, o solo a unos pocos. Las caras que ven nuestros amigos, nuestra familia, los conocidos, las parejas...
Las personas, individualmente, no estamos preparadas para saber todo de todos, aunque queramos; y tampoco estamos preparados para que todos sepan todo de nosotros, aunque deseemos ser sinceros.


Un billón de caras en una vida...es complicado ocultarlas todas.

martes, 14 de enero de 2014

"Mi vida..."

Mi vida no es mía, es de aquellos que ocupan la mayor parte de mi tiempo y el mayor espacio en mi mente.