"Erase una vez, una niña que vivía en una familia imperfecta. Todas las familias son imperfectas, es verdad, pero esta familia era especial porque todos sus componentes habían cometidos errores gravísimos durante toda su vida, excepto esa niña; y por eso se la conocía como "La niña Expectativas".
Sus padres vieron muy pronto el potencial que tenía su hija: la niña tenía las cualidades perfectas para no equivocarse nunca, algo que enorgullecía a sus padres porque era la niña más obediente del mundo. Pero ese orgullo pasaron de sentirlo en sus corazones para exteriorizarlo de forma egoísta y así demostrar que su hija era la mejor. Tenían en ella puestas grandes ilusiones, la veían con un futuro prometedor. Una niña que les sacara a ellos de todos los errores que habían cometido, pero sin enmendarse antes y subsanarlos, lo que sería un gran problema con el tiempo.
Los papás de la niña dejaron de llamarla por su nombre y la pusieron uno nuevo "Expectativas".
La niña, cuando creció y se hizo adulta, estaba muy contenta porque había conseguido todo lo que se había propuesto sin errar nunca. Pero no equivocarse hizo a los demás que la rechazaran, por lo que con el paso de los años hizo sentirse a "Expectativas" muy triste y sola, y ni siquiera sus padres se fijaban en su dolor: estaban muy ocupados cometiendo más errores, pero justificándolos con la misma frase de siempre: "nuestra hija lo arreglará".
Entonces, un día, "Expectativas" se encontró con un chico igual de imperfecto que todos los demás. Un chico normal y corriente. Cuando quisieron darse cuenta, ya estaban hablando y se habían hecho muy buenos amigos. "Expectativas" le contaba sus problemas, y él sus equivocaciones. Y un día, el chico le dijo a "Expectativas" que quería que cometieran el error de marcharse juntos para nunca más volver. Ella se sintió mal cuando se lo dijo porque sus padres no esperaban que hiciera eso, y si se marchaba con él les decepcionaría. Pero "Expectativas" se sintió mal, no por la decepción de sus padres, sino porque quería marcharse con él.
Ella lo pensó mucho, y él estuvo esperando mucho más tiempo a que se decidiera. Pasaron los años, y él continuó ahí. "Expectativas" estaba triste porque aún no se había decidido y sabía que el chico no esperaría por siempre.
Y pasó el tiempo...
Pero un buen día, al levantarse de la cama, "Expectativas" ya había tomado una decisión. Quiso marcharse con él. Muy lejos. Para no volver nunca jamás y así no sentirse atada a sus padres. Salió de su habitación y se dirigía a buscar al chico cuando al pasar por el pasillo se cruzó ante un espejo y se miró a la cara. "Expectativas" ya no era joven. Había esperado mucho tiempo, le había costado años decidirse. Ya no estaba atada a sus padres porque ellos ya no vivían, había pasado su vida y ella no la había vivido. El chico ya no la esperaría más.
Y entonces "la niña Expectativas" se dio cuenta de que ya no sería más ella, ya no podría volver a ser ella porque había cometido un error, el error más grande de toda su vida: no haber aprovechado el momento."
EXPECTATIVA:
--Esperanza de realizar o conseguir algo.
--Esperanza o posibilidad de conseguir una cosa.
--Esperanza, sueño o ilusión de cumplir o realizar un determinado propósito.