Vivo rodeada de gente bipolar.
Cambiantes de sentimiento, de pensamiento.
A la mañana te odio. A la tarde te quiero. A la noche te vuelvo a odiar.
Te vas a la cama, te acuestas. Piensas en todo lo que te ha dicho,
en como te ha hecho sentir, en como has reaccionado tú, en como ha reaccionado él...
Esa noche te vas a la cama pensando en todo eso. Vueltas y vueltas y vueltas y más vueltas.
Te dan las 03:00 las 04:00 las 05:00 las 06:00
Duermes un rato, pero en seguida tienes que ponerte en pie porque tienes clase.
Te levantas y miras en el espejo. Tu aspecto no es para nada bueno. Ojeras y ojos hinchados es lo único que resalta en ti. Lo intentas ocultar y, de hecho, lo haces.
Solamente una persona sabrá lo mal que lo has pasado por la cara que llevas.
Te marchas a un sitio en el que tus amigos, aun con sus problemas, te ayudarán...si lo notan.
Pero no quieres que lo noten.
Te aguantas, tragas tus lágrimas, tu agobio. Sentimientos de culpa, de estrés, de
malestar. La peor persona del mundo en ese momento.
Lo tapas todo y en su lugar, maquillas una
bonita sonrisa de despreocupación, de alegría y felicidad.
La careta ha funcionado y te marchas a casa.
Regresas. Ahora...la tarea de ocultar la verdad a tu familia.
Te ven e intentas no romper a llorar.
Lo saben, pero prefieren no decirte nada, porque sabrán que romperás a llorar.
Te ocultas en tu habitación, haces las tareas. Llega la noche y te conectas...
Estás ahí y te hablará y te pedirá perdón. Le vas a perdonar.
Esta es la millonésima vez que lo haces. Le perdonas con la esperanza de que cambiará.